domingo, 6 de abril de 2008

Como se evalua el aprendizaje en medios de educación a distancia


En el modelo educativo centrado en el alumno, que estamos proponiendo, se debe partir del diseño de cursos que pongan especial énfasis no en lo que el profesor debe hacer, sino en las actividades de aprendizaje que los alumnos deben realizar. En ocasiones un trabajo puede consistir en resolver un problema o en contestar a un conjunto de preguntas sobre un tema. En otros casos, el trabajo puede implicar el construir un portafolio de evidencias de desempeño y aprendizaje.
Hay técnicas didácticas como es el caso del Aprendizaje orientado a proyectos, en donde los alumnos deben de desarrollar un proyecto a lo largo de todo un periodo escolar.
Si se emplea la técnica didáctica de Estudio de casos, el trabajo puede consistir en analizar un caso real y tratar de darle una solución para después contrastarla con la que otros compañeros pudieron haber ofrecido.
El aprendizaje basado en problemas ABP, puede ser caracterizado de la siguiente manera: varios problemas cuidadosamente seleccionados, son presentados a grupos pequeños de alumnos. Estos problemas consisten en una descripción de situaciones, eventos o fenómenos observables en la vida diaria. La tarea del grupo es discutir estos problemas, procurando entender la naturaleza del problema y, en caso de que el problema así lo requiera, proporcionar una solución tentativa al mismo.
En todos estos casos se parte de la premisa de una forma efectiva de hacer algo es, precisamente, haciéndolo, y en la medida en que los alumnos se enfrentan a experiencias concretas sobre las que tengan que trabajar, el aprendizaje se vuelve más significativo.
Aunado a esto, la asignación de trabajos tiene la virtud de promover un aprendizaje más autodirigido. A través de la asignación de trabajos, los alumnos pueden poner cierto acento en aquellos temas que mejor responden a sus necesidades de capacitación, lo cual mejora la motivación de los alumnos por aprender.

Dentro de los muchos aspectos que determinan el aprendizaje de los alumnos hay uno fundamental que debe ser considerado en la evaluación: los procesos de interacción. La evaluación de dichos procesos implica observar lo que ocurre hacia el interior de cada curso en los foros asincrónicos de comunicación. La interacción puede ser profesor-alumno o alumno-alumnos, esta ultima en actividades de aprendizaje que requieran un debate, una discusión estructurada o un trabajo colaborativo. Para evaluar dichos procesos de interacción, son dos los índices que pueden obtenerse: por una parte estaría el índice de frecuencias de participación, el cual puede determinarse contabilizando el numero de aportaciones que cada participante realizo en un foro de discusión, durante un periodo determinado o en una cierta actividad; por otra, el índice de calidad de las participaciones, el cual implica un proceso de codificación en el que el profesor debe leer cada una de las participaciones, de cada uno de los foros de su curso, y codificarlas asignándoles un valor en términos de su profundidad, de su contribución para obtener un producto o de algún otro criterio relevante.

Todo proceso educativo implica una responsabilidad compartida. Si un curso quiere dar a los alumnos cierta responsabilidad sobre su proceso de aprendizaje, es justo también que se le de cierta responsabilidad en el proceso de evaluación.
La autoevaluación se define como el proceso por medio del cual los alumnos evalúan tanto su esfuerzo durante el curso, como el grado en el que ellos creen que los objetivos de aprendizaje han sido logrados.
La autoevaluación puede ser cuantitativa (Asignación de calificaciones numéricas) o cualitativa (análisis de las fortalezas y debilidades en el proceso de aprendizaje de los alumnos).

En situaciones de trabajo colaborativo es frecuente utilizar esta forma de evaluación en la que se pide a los miembros de un equipo que juzguen el desempeño de todos sus compañeros:

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